20070217
1130
OCRE
Recuerdos de temblores lejanos bajo mis pies,
de terreno firme que tantas veces cedió sin avisar,
roca sólida paso a ser piso fangoso y traicionero,
y la mente centrada, navaja de veinte filos atravesando la piel del alma.
La tormenta cerebral, ocupa ahora sus fuerzas
en el desarrollo de la formula definitiva,
lograr al fin leer el devenir de los vientos
y sus mensajes encriptadamente diáfanos.
Agua del cielo limpia mi rostro mientras respiro libertad,
libertad para hacer lo que quiero, para volar libre,
para aterrizar ansioso y tranquilo en pos de mis pasos
anhelando nuevamente sentir de la tierra el temblor.
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